URUGUAY – 50 aniversario de sacerdote del P. Carlos Medina
Cumplir un número redondo de años es algo que tiene un sabor especial. Llegar a los 5, 10, 20, 25 o 30 años en una relación personal, laboral, o sea cual fuere, en esta sociedad descartable, es todo un desafío. Ni que decir si hablamos de 50 años, y además llegar entero, con alegría y con ganas de seguir sumando años. Tal vez algunos, ante tal logro, puedan soltar la expresión… ¡qué aguante!, como decía el Padre Raúl al iniciar el pasado sábado 6 en el Santuario Virgen de las Flores, la Santa Misa que se celebró en acción de gracias por los 50 años de sacerdote del Padre Carlos. Y realmente es así, 50 años dedicados a servir a Dios en los hermanos, pasando seguramente por infinidad de pruebas y sinsabores, de alegrías y sonrisas, de aciertos y de errores, de frustraciones y de logros, solamente se entienden de la mano de Dios. Y decía llegar entero, porque a la edad en que a muchos les llega el merecido descanso, por ahí anda el Padre Carlos celebrando Misa cada fin de semana en las parroquias de La Floresta o Soca o en alguna de sus comunidades, o conversando largo rato con alguna de las doñas haciendo uso de su prodigiosa memoria, o “peleando” jocosamente con alguno de los gurises del Cottolengo de La Floresta donde actualmente reside.
Reflexionando sobre todos los años de servicio, el Padre Carlos habló entre otras cosas, sobre la importancia de obedecer con sencillez y humildad. Y me viene a la memoria las palabras del Señor a Pedro, cuando luego de encomendarle en custodia la misma Iglesia, le dice que cuando sea viejo, otros lo vestirán y lo llevarán a donde no quiera. Sin embargo, aunque siempre aceptó por obediencia los destinos a los que fue llevado, dijo el Padre Carlos que hoy en día está donde quiere estar. Parte importante de sus palabras fueron dedicadas al agradecimiento a las tantas personas que se ha cruzado en estos largos años de camino, tanto en Uruguay como en Chile, donde estuvo más de 20 años.
Mucha gente de todas partes por donde estuvo, se acercó a compartir ese momento de festejo y alegría, y luego de la Misa, se sirvió el almuerzo en la galería del Cottolengo, a los pies de la Virgen de las Flores y en un precioso marco natural.
Demos gracias a Dios por el don de la vida del Padre Carlos y por sus 50 años de sacerdote al servicio de los hermanos. Que el Señor lo acompañe y Don Orione siga orientando sus pasos. Amén.
¡Ave María y adelante!
MLO Uruguay












